Las características de nuestra zona son la aridez de su clima y una vegetación constituida por monte bajo, dominado por encimas centenarias.

Las lluvias no son abundantes, durante los últimos años hemos tenido una media de 250l/m2. Este factor limita la producción de olivo, pero al mismo tiempo nos proporciona un aceite con una gran consistencia y carácter.

Los inviernos son fríos (hasta -12/-10º). En estas condiciones si no fuera por las nieblas habituales durante este periodo, muchos de los olivos serían dañados o posiblemente morirían. Por el contrario el verano es seco y caluroso. En general el clima es lo suficientemente adverso como para hacer la vida imposible a las plagas que afectan tanto el olivo como al fruto, gracias a este factor el uso de insecticidas no es habitual como en otras zonas donde el clima es mucho más mediterráneo y se tienen que utilizar con frecuencia productos químicos para la prevención de plagas.