Varios son los factores que, combinados, determina el carácter y la calidad de nuestro aceite de oliva. Las variedades de la aceituna, el suelo, el clima, el cuidado de los olivos, la recolección, la técnica en la molturación y la decantación natural.

Pero por encima de todo ello está el buen hacer del productor y su tenacidad en el compromiso de seguir sus propios criterios, negándose a la utilización de cualquier otro sistema que pueda disminuir la calidad y la integridad del producto final.

Se utilizan técnicas de producción tradicionales, extrayendo el zumo de las aceitunas en frío, por debajo de los 27ºC, para conservar todo el sabor y aroma que posee la aceituna.

Obtenido así el zumo de la aceituna, se deja descansar en depósitos herméticos de acero inoxidable, donde se realiza su decantación por medios naturales.

 

Con nuestro sistema no tratamos de obtener el mayor rendimiento de nuestras aceitunas, si no una gran calidad en nuestro zumo, conservando todo el sabor y aroma que poseen nuestras aceitunas.

El filtrado del aceite se realiza por el sistema tradicional, simplemente se hace pasar el aceite a través de unos papeles de celulosa que absorben toda la humedad y no dejan pasar las partículas vegetales. Este proceso se hace sin presión para no emulsionar o calentar el aceite. De esta manera se mantiene al máximo posible las cualidades del producto. Únicamente se filtra aceite, que está pendiente de ser envasado, después de un pedido.

En definitiva, nuestra producción está basada en la filosofía de Pago (elaboración en el mismo lugar donde se produce), obteniendo un producto con una característica muy personal, dado que nuestra modesta producción, nos permite cuidar mucho cada paso.

Con nuestro sistema no tratamos de obtener el mayor rendimiento de nuestras aceitunas, sino una gran calidad en nuestro zumo, conservando todo el sabor y aroma que poseen nuestras aceitunas.